Desear y pedir, vectores vitales paralelos
© Copyright Carlos Calvo - Fundador de Christ Energy Healing - Todos los derechos reservados sobre los textos. Para publicar este artículo es necesario contar con la autorización expresa del autor. You need permission from the original author to reprint/publish this article.
Desear y pedir están íntimamente relacionados pero no son el mismo concepto, sino que representan más bien vectores vitales paralelos; de tal manera que mientras el desear activa y utiliza nuestro "poder personal", el pedir pone de manifiesto nuestra "actitud de recepción devocional".
Desear es el resultado de nuestra voluntad cargada de emotividad y para que ésta sea efectiva requiere una firme determinación libre de contradicciones; de ese modo llegará al Universo una vibración única y clara de nuestras necesidades, facilitando que puedan ser colmarlas según nuestro criterio. Mediante el deseo, habremos puesto en marcha un proceso creativo de "poder personal" en el que es conveniente evitar los errores para evitarnos posteriores vivencias inarmónicas que puedan desequilibrarnos y sumirnos en el sufrimiento.
Una vez que tengamos claras nuestras prioridades, también podemos pedir a la Divinidad que mediante su intervención éstas se hagan realidad. En definitiva, el camino "devocional" consiste en poner todas las circunstancias de nuestra vida en manos de la Voluntad Superior que conoce con certeza hasta dónde, cuándo y cómo conviene que se hagan realidad nuestros planes personales. En cualquier caso, resulta oportuno que finalicemos todas nuestras peticiones con la fórmula "...si es adecuado y conveniente según tu Amor y Sabiduría, en armonía con el Universo", ya que nunca tendremos certeza total de lo que es mejor para nosotros ni para las demás personas.
Lo más recomendable es hacer uso de ambos vectores vitales. Por una parte, el desear nos aportará reflexión y determinación, movilizando los recursos personales hacia objetivos concretos que conformarán vibraciones tan potentes y claras como para que el Universo las capte y responda a ellas. Por otra, la entrega devocional del pedir podría lograr en su caso un extraordinario apoyo a nuestros deseos. Además, la entrega devocional constituye un excelente seguro de cara a posibles errores de criterio que nosotros podamos cometer al desear o al formular peticiones, sobre todo si añadimos siempre al final la fórmula "...si es adecuado y conveniente según tu Amor y Sabiduría, en armonía con el Universo".
Si ya con el desear hemos de ser cuidadosos para acertar de pleno en aquello que realmente responda a nuestro Ser más íntimo y a nuestro camino verdadero, más prudencia hemos de mostrar aún al pedir cuando solicitamos la ayuda de la Divinidad para nuestros proyectos; así pues, recordemos el conocido adagio: "Ten cuidado con lo que pides, porque puede serte concedido".
Desear es el resultado de nuestra voluntad cargada de emotividad y para que ésta sea efectiva requiere una firme determinación libre de contradicciones; de ese modo llegará al Universo una vibración única y clara de nuestras necesidades, facilitando que puedan ser colmarlas según nuestro criterio. Mediante el deseo, habremos puesto en marcha un proceso creativo de "poder personal" en el que es conveniente evitar los errores para evitarnos posteriores vivencias inarmónicas que puedan desequilibrarnos y sumirnos en el sufrimiento.
Una vez que tengamos claras nuestras prioridades, también podemos pedir a la Divinidad que mediante su intervención éstas se hagan realidad. En definitiva, el camino "devocional" consiste en poner todas las circunstancias de nuestra vida en manos de la Voluntad Superior que conoce con certeza hasta dónde, cuándo y cómo conviene que se hagan realidad nuestros planes personales. En cualquier caso, resulta oportuno que finalicemos todas nuestras peticiones con la fórmula "...si es adecuado y conveniente según tu Amor y Sabiduría, en armonía con el Universo", ya que nunca tendremos certeza total de lo que es mejor para nosotros ni para las demás personas.
Lo más recomendable es hacer uso de ambos vectores vitales. Por una parte, el desear nos aportará reflexión y determinación, movilizando los recursos personales hacia objetivos concretos que conformarán vibraciones tan potentes y claras como para que el Universo las capte y responda a ellas. Por otra, la entrega devocional del pedir podría lograr en su caso un extraordinario apoyo a nuestros deseos. Además, la entrega devocional constituye un excelente seguro de cara a posibles errores de criterio que nosotros podamos cometer al desear o al formular peticiones, sobre todo si añadimos siempre al final la fórmula "...si es adecuado y conveniente según tu Amor y Sabiduría, en armonía con el Universo".
Si ya con el desear hemos de ser cuidadosos para acertar de pleno en aquello que realmente responda a nuestro Ser más íntimo y a nuestro camino verdadero, más prudencia hemos de mostrar aún al pedir cuando solicitamos la ayuda de la Divinidad para nuestros proyectos; así pues, recordemos el conocido adagio: "Ten cuidado con lo que pides, porque puede serte concedido".
Algunas orientaciones concretas
- Ante exámenes, oposiciones y situaciones similares es muy recomendable que deseemos superar ese reto; en cambio, no sería justo que pidiésemos a la Divinidad que aparezcan en las pruebas las preguntas que justamente sabemos contestar, ya que pretenderíamos que se mostrase parcial con nosotros. En cambio, sí cabe solicitar total serenidad y que seamos capaces de poner de manifiesto nuestras capacidades y los conocimientos de que disponemos. También podremos añadir: "Que ocurra lo más adecuado y conveniente en este asunto según tu Amor y Sabiduría, en armonía con el Universo".
- Si participamos moderadamente y sin caer en dependencias en juegos de azar legales, parece lógico que deseemos ser los receptores de algún premio; en cambio, nos sería honesto pedir a la Divinidad que nos favoreciese en detrimento de otros. Aunque siempre cabe expresar: "Que ocurra lo más adecuado y conveniente en este asunto según tu Amor y Sabiduría, en armonía con el Universo".
- En el plano emocional, podemos desear que una determinada persona acepte establecer unas relaciones amistosas con nosotros; sin embargo, no sería correcto pedir a la Divinidad que decida y provoque esa relación. Aunque, ciertamente, podríamos añadir una fórmula como ésta: "Que ocurra lo más adecuado y conveniente en este asunto según tu Amor y Sabiduría, en armonía con el Universo".
- Si creemos o sentimos que necesitamos algo en concreto de una manera clara para nuestro desarrollo personal, finalmente podríamos solicitarlo. Ahora bien, siempre añadiendo al final con autoconciencia y convencimiento la expresión "...si es lo más adecuado y conveniente según tu Amor y Sabiduría, en armonía con el Universo", y aceptando de antemano el veredicto superior al que nos acogemos.
- Incluso cuando rogamos por la salud propia o la de otros, tras la petición concreta resulta imprescindible añadir "...si es lo más adecuado y conveniente según tu Amor y Sabiduría, en armonía con el Universo"; ya que nunca tenemos la certeza total de que es lo mejor para uno mismo o para los demás, al carecer de la capacidad para ver el tapiz completo de las diferentes vidas que conforman la existencia.
- Y, sobre todo, nunca debemos intentar "comprar" a la Divinidad formulando promesas a cambio de ser escuchados. Si consideramos oportuno llevar a cabo un determinado sacrificio o una obra de caridad, actuemos según ese criterio por convencimiento y sin pedir nada a cambio; ahora bien, no pretendamos "chantajear" a la Divinidad, porque no obtendremos ningún resultado al respecto.
